Presentaron textos reunidos de Horacio González en la explanada de la Biblioteca Nacional – Télam
[ad_1]
Foto: Ral Ferrari.
La explanada de la Biblioteca Nacional fue sede de la presentacin de «La palabra encarnada: ensayo, poltica y nacin. Textos reunidos de Horacio Gonzlez (1985-2019)», un trabajo compilado y prologado por Mara Pa Lpez y Guillermo Korn, que fue definido como «un bricolaje» que vuelve a hacer hablar a los textos del exdirector de esa institucin y puede pensarse no como una obra cerrada sino como un homenaje para seguir «arriesgndonos a encontrar nuevos pensamientos».
La cita era a las 16.30 y a partir de esa hora se comenzaron a congregar en Agero 2502 su compaera, Liliana Herrero, junto a distintos referentes de la cultura, amigos y pensadores para disponerse a escuchar lecturas, ancdotas y palabras textuales sobre el ensayista, socilogo, escritor y docente fallecido hace tres meses.
Vicente Muleiro, Noe Jitrik, Tununa Mercado, Cristina Banegas, Luisa Kuliok, Teresa Parodi, Alejandra Flechner, Miguel Vitagliano, Diego Sztulwark y el director de la Biblioteca Nacional Juan Sasturain fueron algunos de los que ocuparon las sillas ubicadas en la explanada para escuchar a los impulsores del libro editado por Clacso y tambin al filsofo y politlogo Eduardo Rinesi; a la investigadora Mariana Gainza, y al director de Formacin en Clacso, Nicols Arata, que fueron los encargados de contar cmo fue el proceso de trabajo y de retomar la obra de Gonzlez.
«La palabra encarnada porque no hay palabra si no es en ese movimiento de volver a decir», dijo Lpez al hacer referencia del ttulo del libro, al que explic que pensaron a partir de la imagen de resto: «Usamos la imagen de resto porque tambin pensamos en esa nueva composicin que se arma al poner cada texto en relacin con otros».
Foto: Ral Ferrari.
Para la sociloga -y compaera de Gonzlez en la tarea al frente de la Biblioteca Nacional- «el libro fue pensado como una suerte bricolaje» y al hacer la seleccin pensaron en cmo esa disposicin de ensayos y artculos escritos, entre 1985 y 2019, se disponan de un modo que no hubiese sido el elegido por su autor.
«Es un bricolaje porque hay una idea de pensar qu dicen estos textos en esta nueva composicin», grafic Lpez porque adems «no es una antologa en un sentido cannico» sino que lo plante como «una posibilidad de hacer hablar a los textos -sintetiz-. El bricolaje es pensado as como una nueva composicin que se convierte en un ensayo».
Korn cont que se preguntaron qu dejar afuera, qu incluir y seal que el objetivo de esta publicacin de casi 800 pginas fue ampliar la circulacin de las palabra del ensayista en un momento sombro como la pandemia para que llegue tambin a distintos lectores de Latinoamrica.
Para el docente y socilogo, no se trata de tomarlo como una obra cerrada sino de leer y releer estos escritos de Gonzlez «para volver a sus marcas, a veces evidentes y otras inaprensibles» porque -enfatiz- «el verdadero homenaje es seguir arriesgndonos a encontrar nuevos pensamientos».
Foto: Ral Ferrari.
«Fotocopias anilladas», «Los pueblos brbaros», «La picaresca en las ciencias sociales» o «Fascismo, acontecimiento, temporalidad» son algunos de los trabajos del intelectual que se pueden encontrar en esta publicacin presentada esta tarde, aunque en los prximos meses se conocern tres libros inditos: «Fusilamientos. Muerte en primera persona»; uno sobre humanismo y otro de conversaciones, los tres editados por Colihue.
Gainza hizo hincapi en los senderos que se abren en los 36 textos escritos a lo largo de 34 aos y Rinesi retom esa idea porque indic que un texto remite a otro: como la idea de poca que aborda Gonzlez en el primero de los ensayos y a su vez lleva a otro que tiene al archivo como eje. Pero tambin porque estn los abordajes de las vidas y obras de Oscar Landi, Jos Mara Ramos Meja o David Vias, entre otros, que expresan las tensiones de una poca.
«Es un bricolaje porque hay una idea de pensar qu dicen estos textos en esta nueva composicin»,”
Mara Pa Lpez
Para Rinesi, «con la muerte de Gonzlez se termin una poca, se acab un modo de pensar, sobre todo de pensar la poltica» y lo record como «alguien que siempre trataba de entender las razones de los otros».
Retomando una conversacin con una persona que no pudo asistir pero le sugiri que la explanada de la Biblioteca lleve el nombre del autor de «Restos pampeanos», el filsofo y politlogo llev esa propuesta al homenaje.
La tarde tuvo momentos emotivos y aplausos reiterados para el fundador de Carta Abierta, como cuando Lpez cont que ante determinados hechos de la poltica nacional piensa en Gonzlez y atina a querer llamarlo.
«Cmo no est Gonzlez para escribir sobre esto?» es una pregunta que la ensayista dijo formularse seguido, como le sucedi la semana pasada cuando tuvo que detenerse para agarrar el telfono y no intentar preguntarle por la situacin del gobierno argentino.
Foto: Ral Ferrari.
«Es una ausencia tremenda y abismal pero al mismo tiempo Horacio est en ustedes, en los modos en los que podemos respirar», expres.
Lpez cont que en los pasillos de esa institucin le sola decir en broma que no tena cuerpo porque iba a contramano: si haca calor, usaba campera, si haca fro, remera manga corta. «Nos reamos de que no tena cuerpo pero al mismo tiempo conform un cuerpo fenomenal y fue un escritor que encontr siempre un modo de poner su palabra», expres quien fue la primera directora del Museo del Libro y la Lengua, una institucin que pensaron juntos.
«Hay una ausencia pero al mismo tiempo hay una presencia que es la de la palabra encarnada», finaliz Lpez.
Socilogo, escritor y doctor en Ciencias Sociales (Universidad de San Pablo), Gonzlez fue profesor en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad Nacional de Rosario, pero tambin dio clases en sindicatos y otros mbitos polticos.
«Restos pampeanos. Ciencia, ensayo y poltica en la cultura argentina del siglo XX», «Besar a la muerta», «Tomar las armas» y «La Argentina manuscrita. La cautiva en la conciencia nacional» fueron solo algunos de los trabajos que integran su enorme obra.
Tras poco ms de un mes de internacin a raz de un cuadro de coronavirus, el 22 de junio ltimo falleci a los 77 aos en la Ciudad de Buenos Aires.
[ad_2]